Freud, S. Publicaciones prepsicoanalíticas y manuscritos inéditos en vida de Freud. Obras completas, Volumen I, Amorrortu, Buenos Aires (1886-1899)
Prólogo y notas de la traducción de J.-M. Charcot, Lecons du mardi de la Salpêtriere.
(1892-94)
1. “Un trauma se podría definir como un aumento de excitación dentro del sistema nervioso, que este último no es capaz de tramitar suficientemente mediante reacción motriz. El ataque histérico quizá se deba concebir como un intento de completar la reacción frente al trauma” pp. 171-172.
Bosquejos de la <Comunicación preliminar> de 1893 (1940-42 [1892])
2. “El recuerdo que forma el contenido del ataque histérico no es arbitrario, sino que es el retorno de aquella vivencia causante del estallido histérico- del trauma psíquico-” p. 188
3. “Deviene trauma psíquico cualquier impresión cuyo trámite por trabajo de pensar asociativo o por reacción motriz depara dificultades al sistema nervioso” p. 190
Algunas consideraciones con miras a un estudio comparativo de las parálisis motrices orgánicas e histéricas (1893 [1888-93])
4. “Cada suceso, cada impresión psíquica están provistos de cierto valor afectivo (Affektbetrag {monto de afecto}), del que el yo se libra por vía de una reacción motriz o por un trabajo psíquico asociativo. Si el individuo no puede o no quiere tramitar el excedente, el recuerdo de esta impresión adquiere la importancia de un trauma y deviene la causa de síntomas permanentes de histeria” p. 209
Proyecto de psicología (1950 [1895])
5. “Emma está hoy bajo la compulsión de no poder ir sola a una tienda. Como fundamento, un recuerdo de cuando tenía doce años (poco después de la pubertad). Fue a una tienda a comprar algo, vio a los dos empleados (de uno de los cuales guarda memoria) reírse entre ellos, y salió corriendo presa de algún afecto de terror. Sobre esto se despiertan unos pensamientos: que esos dos se ríen de su vestido, y que uno le había gustado sexualmente” p. 400
6. “Siendo una niña de ocho años, fue por dos veces a la tienda de un pastelero para comprar golosinas, y este caballero le pellizcó los genitales a través del vestido. No obstante, la primera experiencia, acudió allí una segunda vez. Luego de la segunda no fue más […] Ahora comprendemos la escena I (empleados) si recurrimos a escena II (pastelero). Sólo nos hace falta una conexión asociativa entre ambas. Ella misma señala que es proporcionada por la risa […] en la tienda los dos empleados ríen, esta risa evoca (inconscientemente) el recuerdo del pastelero. La situación presenta otra semejanza: de nuevo está sola en un negocio. Junto con el pastelero es recordado el pellizco a través del vestido, pero ella entretanto se ha vuelto púber. El recuerdo despierta (cosa que en aquel momento era incapaz de hacer) un desprendimiento sexual que se traspone en angustia” p. 401
Freud, S. Estudios sobre la histeria (Josef Breuer y Sigmund Freud). Obras completas, Volumen II, Amorrortu, Buenos Aires (1893-1895)
7. “En el caso de la neurosis traumática, la causa eficiente de la enfermedad no es la ínfima lesión corporal; lo es, en cambio, el afecto de horror, el trauma psíquico” p. 31
8. “El nexo causal del trauma psíquico ocasionador con el fenómeno histérico no es tal que el trauma, como agent provocateur {agente provocador}, desencadenaría al síntoma, el cual subsistiría luego, ya devenido autónomo. Antes bien, debemos aseverar que el trauma psíquico, o bien el recuerdo de él, obra al modo de un cuerpo extraño que aún mucho tiempo después de su intrusión tiene que ser considerado como de eficacia presente” p.32
Freud, S. Primeras publicaciones psicoanalíticas. Obras completas, Volumen III, Amorrortu, Buenos Aires (1893-1899)
Sobre el mecanismo psíquico de fenómenos histéricos (1893)
9. “Supongan un individuo hasta cierto momento sano, quizá libre de toda tara hereditaria, que es sorprendido por un trauma. Este trauma debe cumplir ciertas condiciones; tiene que ser grave, o sea, de tal índole que a él se conecte la representación de un peligro mortal, una amenaza para la existencia” p. 30
10. “Existe una total analogía entre la parálisis traumática y la histeria común, no traumática. La única diferencia es que allí intervino un gran trauma, mientras que aquí rara vez se comprueba un solo gran suceso, sino que se asiste a una serie de sucesos plenos de afecto: toda una historia de padecimiento […] en efecto, hoy ya nadie duda de que tampoco el gran trauma mecánico de la histeria traumática es el factor mecánico eficaz, sino que lo es el afecto de terror, el trauma psíquico” pp. 32-33
La neuropsicosis de defensa
11. “Esos pacientes por mí analizados gozaron de salud psíquica hasta el momento en que sobrevino un caso de inconciabilidad en su vida de representaciones, es decir, hasta que se presentó a su yo una vivencia, una representación, una sensación que despertó un afecto tan penoso que la persona decidió olvidarla, no confiando en poder solucionar con su yo, mediante un trabajo de pensamiento, la contradicción que esa representación inconciliable le oponía” p. 49
Nuevas puntualizaciones sobre las neuropsicosis de defensa (1896)
Freud, S. Fragmento de análisis de un caso de histeria (Dora). Obras completas, Volumen VII, Amorrortu, Buenos Aires (1905 [1901])
13. “En la vivencia de nuestra paciente Dora con el señor K. –en el requerimiento amoroso de este y la consecuente afrenta- tendríamos entonces el trauma psíquico que en su momento Breuer y yo definimos como la condición previa indispensable para la génesis de un estado patológico histérico. Pero este nuevo caso pone de manifiesto también todas las dificultades que después me movieron a ir más allá de esta teoría
[…] el trauma biográfico por nosotros conocido resulte inservible para explicar la especificidad de los síntomas, para determinarlos […] si no queremos abandonar la teoría traumática, tenemos que retroceder hasta la infancia para buscar allí influencias que pudieron producir efectos análogos a los de un trauma. Es digno de señalarse, además, que aun en la indagación de casos cuyos primeros síntomas no se habían instalado ya en la infancia me vi llevado a rastrear la biografía del paciente hasta sus primeros años de vida” pp. 25-26
Mi tesis sobre el papel de la sexualidad en la etiología de la neurosis (1906 [1905])
14. “Los síntomas histéricos eran efectos persistentes de traumas psíquicos […] afecto estrangulado, conversión y abreacción resumen las notas distintas de esta concepción […] pertenecían a la infancia del enfermo y concernían a su vida sexual” pp. 264-265
Freud, S. Conferencias de introducción al psicoanálisis. Obras completas, Volumen XVI, Amorrortu, Buenos Aires (1916-1917)
18. Conferencia: la fijación al trauma, lo inconsciente
15. “Las neurosis traumáticas dan claros indicios de que tienen en su base una fijación al momento del accidente traumático. Estos enfermos repiten regularmente en sus sueños la situación traumática […] es como si estos enfermos no hubieran podido acabar con la situación traumática, como si ella se le enfrentara todavía a modo de una tarea actual insoslayable” p. 251
16. “La expresión <traumática> no tiene otro sentido que ese, el económico. La aplicamos a una vivencia que en un breve lapso provoca en la vida anímica un exceso tal en la intensidad de estímulo que su tramitación o finiquitación {Aufarbeitung} por las vías habituales y normales fracasa, de donde por fuerza resultan trastornos duraderos para la economía energética” p. 252
17. “La neurosis sería equiparable a una enfermedad traumática y nacería de la incapacidad de tramitar una vivencia teñida de un afecto hiperintenso” p. 252
Freud, S. Introducción a Zur Psychoanalyse der Kriegsneurosen. Obras completas, Volumen XVII, Amorrortu, Buenos Aires (1919)
18. “En la neurosis traumáticas y de guerra, el yo del ser humano se defiende de un peligro que le amenaza de afuera o que se le corporiza en una configuración del yo mismo; en las neurosis de transferencia de tiempos de paz, el yo valora a su propia libido como el enemigo cuyas exigencias le parecen amenazadoras. En ambos casos el yo teme un daño: aquí de parte de la libido, allí de parte de los poderes externos. Y hasta se podría decir que, en las neurosis de guerra, a diferencia de las neurosis traumáticas puras y a semejanza de lo que sucede en las neurosis de transferencia, lo que se teme es pese a todo a un enemigo interior. No parecen insuperables las dificultades teóricas que cierran el paso a esa concepción unificadora; en efecto, es posible, con buen derecho, caracterizar la represión, que está en la base de toda neurosis, como reacción a un trauma, como neurosis traumática elemental” p.208
Freud, S. Más allá del principio de placer. Obras completas, Volumen XVIII, Amorrortu, Buenos Aires (1920)
19. “En la neurosis traumática común se destacan dos rasgos que podrían tomarse como punto de partida de la reflexión: que el centro de gravedad de la causación parece situarse en el factor de la sorpresa, en el terror, y que un simultáneo daño físico o herida contrarresta en la mayoría de los casos la producción de neurosis” p. 12
20. “La angustia designa cierto estado como de expectativa frente al peligro y preparación para él, aunque se trate de un peligro desconocido; el miedo requiere un objeto determinado, en presencia del cual uno lo siente; en cambio, se llama terror al estado en que se cae cuando se corre un peligro sin estar preparado: destaca el factor de la sorpresa. No creo que la angustia pueda producir una neurosis traumática; en la angustia hay algo que protege contra el terror y por tanto también contra la neurosis de terror” p.13
21. “La vida onírica de la neurosis traumática muestra este carácter: reconduce al enfermo, una y otra vez, a la situación de su accidente, de la cual despierta con renovado terror. Esto no provoca el suficiente asombro: se cree que si la vivencia traumática lo asedia de continuo mientras duerme, ello prueba la fuerza de la impresión que le provocó. El enfermo-se sostiene- está, por así decir, fijado psíquicamente al trauma” p.13
22. “Llamemos traumáticas a las excitaciones externas que poseen fuerza suficiente para perforar la protección antiestímulo. Creo que el concepto de trauma pide esa referencia a un apartamiento de los estímulos que de ordinario resulta eficaz” p. 29
23. “Creo que podemos atrevernos a concebir la neurosis traumática común como el resultado de una vasta ruptura de la protección antiestímulo. Así volvería por sus fueros la vieja e ingenua doctrina del choque {shock}, opuesta, en apariencia, a una más tardía y de mayor refinamiento psicológico, que no atribuye valor etiológico a la acción de la violencia mecánica, sino al terror y al peligro de muerte” p. 31
24. “Si en la neurosis traumática los sueños reconducen tan regularmente al enfermo a la situación en que sufrió el accidente, es palmario que no están al servicio del cumplimiento de deseo, cuya producción alucinatoria devino la función de los sueños bajo el imperio del principio de placer […] Estos sueños buscan recuperar el dominio {Bewältigung} sobre el estímulo por medio de un desarrollo de angustia cuya omisión causó la neurosis traumática” p.31
25. “Los mencionados sueños de los neuróticos traumáticos ya no pueden verse como cumplimiento de deseo; tampoco los sueños que se presentan en psicoanálisis, y que nos devuelven el recuerdo de los traumas psíquicos de la infancia. Más bien obedecen a la compulsión de repetición” p. 32
Freud, S. Inhibición, síntoma y angustia. Obras completas, Volumen XX, Amorrortu, Buenos Aires (1926 [1925])
26. “El hecho de que a raíz de las vivencias que llevan a las neurosis traumática es quebrada la protección contra los estímulos exteriores y en el aparato anímico ingresan volúmenes hipertróficos de excitación, de suerte que aquí estamos ante una segunda posibilidad: la de que la angustia no se limite a ser una señal-afecto, sino que sea también producida como algo nuevo a partir de las condiciones económicas de la situación” p.123
27. “Llamemos traumática a una situación de desvalimiento vivenciada; tenemos entonces buenas razones para diferenciar la situación traumática de la situación de peligro. Ahora bien, constituye un importante progreso en nuestra autopreservación no aguardar {abwarten} a que sobrevenga una de esas situaciones traumáticas de desvalimiento, sino preverla, estar esperándola {erwarten}. Llámese situación de peligro a aquella en que se contiene la condición de esa expectativa; en ella se da la señal de angustia. Esto quiere decir: yo tengo la expectativa de que se produzca una situación de desvalimiento, o la situación presente me recuerda a una de las vivencias traumáticas que antes experimenté […] La angustia es entonces, por una parte, expectativa del trauma, y por la otra, una repetición amenguada de él” p.155
Freud, S. Moisés y la religión monoteísta. Obras completas, Volumen XXIII, Amorrortu, Buenos Aires (1939 [1934-1938])
28. “Los efectos del trauma son de índole doble, positivos y negativos. Los primeros son unos empeños por devolver al trauma su vigencia, vale decir, recordar la vivencia olvidada o, todavía mejor, hacerla real-objetiva {real}, vivenciar de nuevo la repetición de ella: toda vez que se tratara sólo de un vínculo afectivo temprano, hacerlo revivir dentro de un vínculo análogo con otra persona. Resumimos tales empeños como fijación al trauma y como compulsión de repetición” pp. 72-73
29. “Al trauma de la infancia puede seguir de manera inmediata un estallido neurótico, una neurosis de infancia, poblada por los empeños defensivos y con formación de síntomas. Puede durar un tiempo largo, causar perturbaciones llamativas, pero también se la puede pasar latente e inadvertida” p. 74
30. “La etiología de todas las perturbaciones neuróticas es mixta; o se trata de pulsiones hiperintensas, esto es, refractarias a su domeñamiento por el yo, o del efecto de unos traumas tempranos, prematuros, de los que un yo inmaduro no pudo enseñorearse. Por regla general, hay una acción conjugada de ambos factores, el constitucional y el accidental. Mientras más intenso sea el primero, tanto más un trauma llevará la fijación y dejará como secuela la perturbación del desarrollo; y cuanto más intenso el trauma, tanto más seguramente exteriorizará su perjuicio, aun bajo constelaciones pulsionales normales” p. 223
Freud, S. Publicaciones prepsicoanalíticas y manuscritos inéditos en vida de Freud. Obras completas, Volumen I, Amorrortu, Buenos Aires (1886-1899)
Prólogo y notas de la traducción de J.-M. Charcot, Lecons du mardi de la Salpêtriere.
(1892-94)
1. “Un trauma se podría definir como un aumento de excitación dentro del sistema nervioso, que este último no es capaz de tramitar suficientemente mediante reacción motriz. El ataque histérico quizá se deba concebir como un intento de completar la reacción frente al trauma” pp. 171-172.
Bosquejos de la <Comunicación preliminar> de 1893 (1940-42 [1892])
2. “El recuerdo que forma el contenido del ataque histérico no es arbitrario, sino que es el retorno de aquella vivencia causante del estallido histérico- del trauma psíquico-” p. 188
3. “Deviene trauma psíquico cualquier impresión cuyo trámite por trabajo de pensar asociativo o por reacción motriz depara dificultades al sistema nervioso” p. 190
Algunas consideraciones con miras a un estudio comparativo de las parálisis motrices orgánicas e histéricas (1893 [1888-93])
4. “Cada suceso, cada impresión psíquica están provistos de cierto valor afectivo (Affektbetrag {monto de afecto}), del que el yo se libra por vía de una reacción motriz o por un trabajo psíquico asociativo. Si el individuo no puede o no quiere tramitar el excedente, el recuerdo de esta impresión adquiere la importancia de un trauma y deviene la causa de síntomas permanentes de histeria” p. 209
Proyecto de psicología (1950 [1895])
5. “Emma está hoy bajo la compulsión de no poder ir sola a una tienda. Como fundamento, un recuerdo de cuando tenía doce años (poco después de la pubertad). Fue a una tienda a comprar algo, vio a los dos empleados (de uno de los cuales guarda memoria) reírse entre ellos, y salió corriendo presa de algún afecto de terror. Sobre esto se despiertan unos pensamientos: que esos dos se ríen de su vestido, y que uno le había gustado sexualmente” p. 400
6. “Siendo una niña de ocho años, fue por dos veces a la tienda de un pastelero para comprar golosinas, y este caballero le pellizcó los genitales a través del vestido. No obstante, la primera experiencia, acudió allí una segunda vez. Luego de la segunda no fue más […] Ahora comprendemos la escena I (empleados) si recurrimos a escena II (pastelero). Sólo nos hace falta una conexión asociativa entre ambas. Ella misma señala que es proporcionada por la risa […] en la tienda los dos empleados ríen, esta risa evoca (inconscientemente) el recuerdo del pastelero. La situación presenta otra semejanza: de nuevo está sola en un negocio. Junto con el pastelero es recordado el pellizco a través del vestido, pero ella entretanto se ha vuelto púber. El recuerdo despierta (cosa que en aquel momento era incapaz de hacer) un desprendimiento sexual que se traspone en angustia” p. 401
Freud, S. Estudios sobre la histeria (Josef Breuer y Sigmund Freud). Obras completas, Volumen II, Amorrortu, Buenos Aires (1893-1895)
7. “En el caso de la neurosis traumática, la causa eficiente de la enfermedad no es la ínfima lesión corporal; lo es, en cambio, el afecto de horror, el trauma psíquico” p. 31
8. “El nexo causal del trauma psíquico ocasionador con el fenómeno histérico no es tal que el trauma, como agent provocateur {agente provocador}, desencadenaría al síntoma, el cual subsistiría luego, ya devenido autónomo. Antes bien, debemos aseverar que el trauma psíquico, o bien el recuerdo de él, obra al modo de un cuerpo extraño que aún mucho tiempo después de su intrusión tiene que ser considerado como de eficacia presente” p.32
Freud, S. Primeras publicaciones psicoanalíticas. Obras completas, Volumen III, Amorrortu, Buenos Aires (1893-1899)
Sobre el mecanismo psíquico de fenómenos histéricos (1893)
9. “Supongan un individuo hasta cierto momento sano, quizá libre de toda tara hereditaria, que es sorprendido por un trauma. Este trauma debe cumplir ciertas condiciones; tiene que ser grave, o sea, de tal índole que a él se conecte la representación de un peligro mortal, una amenaza para la existencia” p. 30
10. “Existe una total analogía entre la parálisis traumática y la histeria común, no traumática. La única diferencia es que allí intervino un gran trauma, mientras que aquí rara vez se comprueba un solo gran suceso, sino que se asiste a una serie de sucesos plenos de afecto: toda una historia de padecimiento […] en efecto, hoy ya nadie duda de que tampoco el gran trauma mecánico de la histeria traumática es el factor mecánico eficaz, sino que lo es el afecto de terror, el trauma psíquico” pp. 32-33
La neuropsicosis de defensa
11. “Esos pacientes por mí analizados gozaron de salud psíquica hasta el momento en que sobrevino un caso de inconciabilidad en su vida de representaciones, es decir, hasta que se presentó a su yo una vivencia, una representación, una sensación que despertó un afecto tan penoso que la persona decidió olvidarla, no confiando en poder solucionar con su yo, mediante un trabajo de pensamiento, la contradicción que esa representación inconciliable le oponía” p. 49
Nuevas puntualizaciones sobre las neuropsicosis de defensa (1896)
Freud, S. Fragmento de análisis de un caso de histeria (Dora). Obras completas, Volumen VII, Amorrortu, Buenos Aires (1905 [1901])
13. “En la vivencia de nuestra paciente Dora con el señor K. –en el requerimiento amoroso de este y la consecuente afrenta- tendríamos entonces el trauma psíquico que en su momento Breuer y yo definimos como la condición previa indispensable para la génesis de un estado patológico histérico. Pero este nuevo caso pone de manifiesto también todas las dificultades que después me movieron a ir más allá de esta teoría
[…] el trauma biográfico por nosotros conocido resulte inservible para explicar la especificidad de los síntomas, para determinarlos […] si no queremos abandonar la teoría traumática, tenemos que retroceder hasta la infancia para buscar allí influencias que pudieron producir efectos análogos a los de un trauma. Es digno de señalarse, además, que aun en la indagación de casos cuyos primeros síntomas no se habían instalado ya en la infancia me vi llevado a rastrear la biografía del paciente hasta sus primeros años de vida” pp. 25-26
Mi tesis sobre el papel de la sexualidad en la etiología de la neurosis (1906 [1905])
14. “Los síntomas histéricos eran efectos persistentes de traumas psíquicos […] afecto estrangulado, conversión y abreacción resumen las notas distintas de esta concepción […] pertenecían a la infancia del enfermo y concernían a su vida sexual” pp. 264-265
Freud, S. Conferencias de introducción al psicoanálisis. Obras completas, Volumen XVI, Amorrortu, Buenos Aires (1916-1917)
18. Conferencia: la fijación al trauma, lo inconsciente
15. “Las neurosis traumáticas dan claros indicios de que tienen en su base una fijación al momento del accidente traumático. Estos enfermos repiten regularmente en sus sueños la situación traumática […] es como si estos enfermos no hubieran podido acabar con la situación traumática, como si ella se le enfrentara todavía a modo de una tarea actual insoslayable” p. 251
16. “La expresión <traumática> no tiene otro sentido que ese, el económico. La aplicamos a una vivencia que en un breve lapso provoca en la vida anímica un exceso tal en la intensidad de estímulo que su tramitación o finiquitación {Aufarbeitung} por las vías habituales y normales fracasa, de donde por fuerza resultan trastornos duraderos para la economía energética” p. 252
17. “La neurosis sería equiparable a una enfermedad traumática y nacería de la incapacidad de tramitar una vivencia teñida de un afecto hiperintenso” p. 252
Freud, S. Introducción a Zur Psychoanalyse der Kriegsneurosen. Obras completas, Volumen XVII, Amorrortu, Buenos Aires (1919)
18. “En la neurosis traumáticas y de guerra, el yo del ser humano se defiende de un peligro que le amenaza de afuera o que se le corporiza en una configuración del yo mismo; en las neurosis de transferencia de tiempos de paz, el yo valora a su propia libido como el enemigo cuyas exigencias le parecen amenazadoras. En ambos casos el yo teme un daño: aquí de parte de la libido, allí de parte de los poderes externos. Y hasta se podría decir que, en las neurosis de guerra, a diferencia de las neurosis traumáticas puras y a semejanza de lo que sucede en las neurosis de transferencia, lo que se teme es pese a todo a un enemigo interior. No parecen insuperables las dificultades teóricas que cierran el paso a esa concepción unificadora; en efecto, es posible, con buen derecho, caracterizar la represión, que está en la base de toda neurosis, como reacción a un trauma, como neurosis traumática elemental” p.208
Freud, S. Más allá del principio de placer. Obras completas, Volumen XVIII, Amorrortu, Buenos Aires (1920)
19. “En la neurosis traumática común se destacan dos rasgos que podrían tomarse como punto de partida de la reflexión: que el centro de gravedad de la causación parece situarse en el factor de la sorpresa, en el terror, y que un simultáneo daño físico o herida contrarresta en la mayoría de los casos la producción de neurosis” p. 12
20. “La angustia designa cierto estado como de expectativa frente al peligro y preparación para él, aunque se trate de un peligro desconocido; el miedo requiere un objeto determinado, en presencia del cual uno lo siente; en cambio, se llama terror al estado en que se cae cuando se corre un peligro sin estar preparado: destaca el factor de la sorpresa. No creo que la angustia pueda producir una neurosis traumática; en la angustia hay algo que protege contra el terror y por tanto también contra la neurosis de terror” p.13
21. “La vida onírica de la neurosis traumática muestra este carácter: reconduce al enfermo, una y otra vez, a la situación de su accidente, de la cual despierta con renovado terror. Esto no provoca el suficiente asombro: se cree que si la vivencia traumática lo asedia de continuo mientras duerme, ello prueba la fuerza de la impresión que le provocó. El enfermo-se sostiene- está, por así decir, fijado psíquicamente al trauma” p.13
22. “Llamemos traumáticas a las excitaciones externas que poseen fuerza suficiente para perforar la protección antiestímulo. Creo que el concepto de trauma pide esa referencia a un apartamiento de los estímulos que de ordinario resulta eficaz” p. 29
23. “Creo que podemos atrevernos a concebir la neurosis traumática común como el resultado de una vasta ruptura de la protección antiestímulo. Así volvería por sus fueros la vieja e ingenua doctrina del choque {shock}, opuesta, en apariencia, a una más tardía y de mayor refinamiento psicológico, que no atribuye valor etiológico a la acción de la violencia mecánica, sino al terror y al peligro de muerte” p. 31
24. “Si en la neurosis traumática los sueños reconducen tan regularmente al enfermo a la situación en que sufrió el accidente, es palmario que no están al servicio del cumplimiento de deseo, cuya producción alucinatoria devino la función de los sueños bajo el imperio del principio de placer […] Estos sueños buscan recuperar el dominio {Bewältigung} sobre el estímulo por medio de un desarrollo de angustia cuya omisión causó la neurosis traumática” p.31
25. “Los mencionados sueños de los neuróticos traumáticos ya no pueden verse como cumplimiento de deseo; tampoco los sueños que se presentan en psicoanálisis, y que nos devuelven el recuerdo de los traumas psíquicos de la infancia. Más bien obedecen a la compulsión de repetición” p. 32
Freud, S. Inhibición, síntoma y angustia. Obras completas, Volumen XX, Amorrortu, Buenos Aires (1926 [1925])
26. “El hecho de que a raíz de las vivencias que llevan a las neurosis traumática es quebrada la protección contra los estímulos exteriores y en el aparato anímico ingresan volúmenes hipertróficos de excitación, de suerte que aquí estamos ante una segunda posibilidad: la de que la angustia no se limite a ser una señal-afecto, sino que sea también producida como algo nuevo a partir de las condiciones económicas de la situación” p.123
27. “Llamemos traumática a una situación de desvalimiento vivenciada; tenemos entonces buenas razones para diferenciar la situación traumática de la situación de peligro. Ahora bien, constituye un importante progreso en nuestra autopreservación no aguardar {abwarten} a que sobrevenga una de esas situaciones traumáticas de desvalimiento, sino preverla, estar esperándola {erwarten}. Llámese situación de peligro a aquella en que se contiene la condición de esa expectativa; en ella se da la señal de angustia. Esto quiere decir: yo tengo la expectativa de que se produzca una situación de desvalimiento, o la situación presente me recuerda a una de las vivencias traumáticas que antes experimenté […] La angustia es entonces, por una parte, expectativa del trauma, y por la otra, una repetición amenguada de él” p.155
Freud, S. Moisés y la religión monoteísta. Obras completas, Volumen XXIII, Amorrortu, Buenos Aires (1939 [1934-1938])
28. “Los efectos del trauma son de índole doble, positivos y negativos. Los primeros son unos empeños por devolver al trauma su vigencia, vale decir, recordar la vivencia olvidada o, todavía mejor, hacerla real-objetiva {real}, vivenciar de nuevo la repetición de ella: toda vez que se tratara sólo de un vínculo afectivo temprano, hacerlo revivir dentro de un vínculo análogo con otra persona. Resumimos tales empeños como fijación al trauma y como compulsión de repetición” pp. 72-73
29. “Al trauma de la infancia puede seguir de manera inmediata un estallido neurótico, una neurosis de infancia, poblada por los empeños defensivos y con formación de síntomas. Puede durar un tiempo largo, causar perturbaciones llamativas, pero también se la puede pasar latente e inadvertida” p. 74
30. “La etiología de todas las perturbaciones neuróticas es mixta; o se trata de pulsiones hiperintensas, esto es, refractarias a su domeñamiento por el yo, o del efecto de unos traumas tempranos, prematuros, de los que un yo inmaduro no pudo enseñorearse. Por regla general, hay una acción conjugada de ambos factores, el constitucional y el accidental. Mientras más intenso sea el primero, tanto más un trauma llevará la fijación y dejará como secuela la perturbación del desarrollo; y cuanto más intenso el trauma, tanto más seguramente exteriorizará su perjuicio, aun bajo constelaciones pulsionales normales” p. 223