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Laurent, É., El revés del trauma. Virtualia, Revista digital de la Escuela de la Orientación Lacaniana, año II, N° 6, Julio 2002,

http://www.eol.org.ar/virtualia/006/default.asp?notas/elaurent-01.htm

“El psicoanalista puede entonces calificarse como un trauma “suficientemente bueno”, porque él “empuja” a hablar. ¿Cómo osar enunciar una semejante proposición? Es decir, lo mismo que una persona me confió aquí mismo, en Nueva York: el 11 de septiembre tuvo la consecuencia sorprendente de desplazar los límites del discurso. Nos pusimos a hablar con gente con la que no hablábamos y de cosas de las que no hablábamos. Miembros de una familia que se habían tornado desconocidos uno respecto al otro, se han reconciliado; se han creado lazos nuevos. En este sentido, el analista es un partenaire que traumatiza el discurso común para autorizar otro discurso, el del inconsciente. No es el analista como “héroe hermenéutico”, es más bien el que sabe que el lenguaje, en su fondo más íntimo, queda fuera de sentido. Sabe que “el lenguaje es un virus” como lo dice el título de una canción de la performing artist Laurie Anderson”.

Laurent, É, El traumatismo del final de la política de las identidades. http://identidades.jornadaselp.com/textos-y-bibliografia/texto-de-orientacion/el-traumatismo-del-final-de-la-politica-de-las-identidades/

“Creerse uno es una ilusión, una pasión, o una locura según las diferentes formas en las que Lacan ha podido nombrar el narcisismo. Desde 1946 y su texto sobre la “causalidad psíquica”, Lacan lo señala: “Las primeras elecciones identificatorias del niño […] no determinan otra cosa […] que esa locura gracias a la cual el hombre se cree un hombre”. Creerse uno es abordado en ese momento de la enseñanza de Lacan mediante lo imaginario y la pasión narcisista: “Esta ilusión fundamental de la que el hombre es siervo, mucho más que de todas las ‘pasiones del cuerpo’ en el sentido cartesiano, esa pasión de ser un hombre, diría yo, que es la pasión del alma por excelencia, el narcisismo, que impone su estructura a todos sus deseos, incluso a los más elevados”. Lo que se opone a la pasión narcisista, como fundamento, es la dimensión de la causa, que atañe a la identificación. Fundada “en una forma de causalidad que es la causalidad psíquica misma: la identificación; esta es un fenómeno irreductible”.

Laurent, É., El tratamiento de la angustia postraumática: Sin estándares, pero no sin principios. El psicoanálisis, Revista de la Escuela Lacaniana de Psicoanálisis, N° 7, Barcelona, 2004.

“En el borde del sistema del lenguaje, un cierto número de fenómenos clínicos responden a la categoría de lo real. Esos fenómenos están a la vez en el borde y en el corazón de ese sistema del lenguaje. El trauma responde a una topología que no está hecha simplemente de un interior y de un exterior. El trauma, la alucinación, la experiencia de goce perverso, son fenómenos de los que se puede decir que tocan con lo real. También el neurótico experimenta momentos de angustia que le dan una idea de esos fenómenos y que le arrancan de su tendencia a considerar la vida como un sueño.”

Goroztiza, L., “Trauma y real”. Mediodicho, Revista de la EOL Sección Córdoba, N.39, Noviembre 2013

“Hay siempre -en el encuentro con lo real en tanto agujero de la ausencia de relación sexual- un troumatisme, “un traumatismo- agujero”, ante el cual el sujeto no hará otra cosa que inventar diversas formas de defensa, ya que el encuentro con dicho agujero va acompañado con un “excedente de sexualidad”, término freudiano que Lacan traduce como “goce”, un goce inasimilable” (p.28).

“Resulta evidente que en una época como la que vivimos en la cual los sujetos ya no cuentan con semblantes firmes a los cuales identificarse ni con formas tradicionales listas para usar, para regular su goce, las condiciones para una mayor exposición a los traumatismos están dadas. Es por esto que, desde la sociología, esta época pos-tradicional es caracterizada como “la sociedad del riesgo y de la contingencia” (p.28)

Bassols, M., “Trauma y real”. Mediodicho, Revista de la EOL Sección Córdoba, N.39, Noviembre 2013

“En realidad el trauma no es tanto lo que ocurrió, no es aquello que llegó a realizarse, por muy terrible que lo imaginemos o recordemos, sino más precisamente aquello que no cesa de no realizarse, tanto en lo imaginario del recuerdo como en las representaciones del lenguaje con el que intentamos simbolizarlo. Este rasgo de lo traumático que permanece fuera del tiempo, fuera de toda simbolización, pero retornando a la vez de forma repetida en la realidad, es lo que nos muestra el estrecho parentesco del trauma con el registro de lo real” (p.32-33).

“El analista es… una suerte de artificiero de lo real. Un artificiero es el experto en el manejo de explosivos al que se suele llamar para desactivar una bomba…el dispositivo analítico es así una suerte de laboratorio ad hoc para realizar una explosión controlada de la bomba de lo real que el sujeto trae consigo sin saber muy bien cuándo ni cómo puede explotar” (p.34).

Tarrab, M., La insistencia del trauma. Entrevista por Viviana Berger. Varité, Publicación digital de la NEL-CdMx, Mayo 2013. Disponible en: http://www.nel-mexico.org/articulos/seccion/varite/edicion/El-trauma-en-el-psicoanalisis/716/La-insistencia-del-trauma

“El trauma es el fuera de sentido por excelencia, y su insistencia, la insistencia del trauma es el viejo nombre, un nombre mucho más sabio por cierto que el actualmente famoso stress post-traumático, ese que se quiere evitar a toda costa haciendo hablar al sujeto traumatizado. No vamos a discutir a esta altura los beneficios de “hacer hablar”, pero sabemos que en la superación de un trauma no basta la vía elaborativa. Menos aún si se confunde, como se lo hace en los hechos, elaboración con racionalización. Si queremos superar la ingenuidad con la que socialmente se afronta la cuestión, debemos desplazar nuestro interés desde la realidad del trauma a la insistencia del trauma, para indicar que lo inasimilable, el fuera de sentido, está allí como encuentro inédito, pero también porque siempre ha estado allí y retorna en ese encuentro perturbador. Es la insistencia del trauma que en el seno mismo de los procesos primarios no se deja olvidar”.

Delgado, O., Angustia y trauma. Virtualia, Revista digital de la Escuela de la Orientación Lacaniana, Año X, No. 23, Noviembre de 2011. Disponible en: http://www.revistavirtualia.com/articulos/310/lecturas- freudianas/angustia-y-trauma

“El trauma a la altura del texto freudiano Más allá del Principio del Placer, es abordado como irrupción pulsional o inundación económica, exactamente en los capítulos III y IV. Irrupción pulsional o inundación económica. ¿Qué es lo que Freud nos dice en ese texto separando ambas angustias? Es que en la angustia señal se sostiene la representación del sujeto. En vez en la angustia traumática, en la medida en que se produce la inundación económica como emergencia pulsional no ligada, va a implicar la caída de la escena psíquica. En términos de Freud, “atraviesan, perforan” lo que llama la “barrera protectora antiestímulo”. ¿Ante qué estímulo? Justamente ante la irrupción de lo pulsional”.

Brousse, M.-H., ¿Qué es lo traumático? Conferencia impartida el 19 de diciembre de 2014 en el “Seminario del campo freudiano” en San Sebastián, España. Disponible en: https://www.youtube.com/watch?v=FwwH8eZYTx4

“En Freud, a propósito del trauma, […] hay una definición, en ese momento a considerar el trauma a partir del tratamiento de la histeria, relacionándolo con el fantasma y considerar el fantasma como una interpretación de lo que no pudo ser nombrado […] En un segundo momento, luego de observar la repetición en los soldados que venían de la guerra, y la insistencia de la repetición del momento traumático, y luego en más allá del principio del placer, llamado pulsión de muerte, entonces el trauma, tiene que ver con lo que Lacan comienza a llamar goce. El trauma es lo que viene y no encuentra nominación posible en el tratamiento imaginario y simbólico. Es una de las ocurrencias de lo real, lo que constituye la vida de un sujeto. Este real imposible de prever, de ver, de vivir, eso sería una definición posible”.

Briole, G., El trauma: momento de crisis por excelencia. Conferencia impartida en la Sede de Barcelona de la ELP, 2015. Disponible en: http://elpsicoanalisis.elp.org.es/wp-content/uploads/2015/10/Guy-Briole.-El-trauma-momento-de-crisis-por-excelencia-.pdf

“El acontecimiento traumático, el accidente: Lo que hará de un acontecimiento un acontecimiento traumático no se entiende en su dimensión calculable, sino en la singularidad que tiene para un sujeto en un momento dado de su historia. Lo traumático se sitúa, para un sujeto, en la intersección entre la diacronía de los acontecimientos y lo que surge en la sincronía. Esta contingencia da cuenta, también, de la noción misma de crisis”.

Bassols, M., La llamada perdida del trauma y la respuesta del analista. Blog EOL sección de La Plata. Disponible en: http://www.eol-laplata.org/blog/index.php/la-llamada-perdida-del-trauma-y-la-respuesta-del-psicoanalista/

“Y sí, nosotros podemos decir que nos falta la tinta roja para escribir una verdad con la forma de lo falso para pasar la censura. Y sólo nos queda la forma de evocar la verdad con la tinta azul que siempre mentirá. Esa mentira sobre la verdad imposible de escribir es una mentira escrita en tinta azul. La falta de tinta roja es una falta estructural. Nos falta también la tinta roja para entendernos entre los sexos, para decir la verdad de la verdad, para decir todo el saber, para decir lo real de la experiencia traumática también. Tenemos solo acceso a la tinta azul para intentar decir con eso algo de lo que es lo real.

¿Cómo no intentar, con la tinta azul de la que disponemos, decir algo de lo más real, de lo que no podemos decir por la falta de la tinta roja? De acuerdo, hay lo imposible de decir, hay lo imposible de escribir, por un lado, pero hay también, –y es la categoría lógica que Lacan subraya como correlativa– lo necesario. Hay una necesidad ética, diría que es una necesidad ética en cada caso de un análisis, una necesidad ética de escribir algo sobre lo imposible de escribir que el trauma trae consigo, una necesidad de elaborar algo de eso”.

Laurent, É., El revés del trauma. Virtualia, Revista digital de la Escuela de la Orientación Lacaniana, año II, N° 6, Julio 2002,

http://www.eol.org.ar/virtualia/006/default.asp?notas/elaurent-01.htm

“El psicoanalista puede entonces calificarse como un trauma “suficientemente bueno”, porque él “empuja” a hablar. ¿Cómo osar enunciar una semejante proposición? Es decir, lo mismo que una persona me confió aquí mismo, en Nueva York: el 11 de septiembre tuvo la consecuencia sorprendente de desplazar los límites del discurso. Nos pusimos a hablar con gente con la que no hablábamos y de cosas de las que no hablábamos. Miembros de una familia que se habían tornado desconocidos uno respecto al otro, se han reconciliado; se han creado lazos nuevos. En este sentido, el analista es un partenaire que traumatiza el discurso común para autorizar otro discurso, el del inconsciente. No es el analista como “héroe hermenéutico”, es más bien el que sabe que el lenguaje, en su fondo más íntimo, queda fuera de sentido. Sabe que “el lenguaje es un virus” como lo dice el título de una canción de la performing artist Laurie Anderson”.

Laurent, É, El traumatismo del final de la política de las identidades. http://identidades.jornadaselp.com/textos-y-bibliografia/texto-de-orientacion/el-traumatismo-del-final-de-la-politica-de-las-identidades/

“Creerse uno es una ilusión, una pasión, o una locura según las diferentes formas en las que Lacan ha podido nombrar el narcisismo. Desde 1946 y su texto sobre la “causalidad psíquica”, Lacan lo señala: “Las primeras elecciones identificatorias del niño […] no determinan otra cosa […] que esa locura gracias a la cual el hombre se cree un hombre”. Creerse uno es abordado en ese momento de la enseñanza de Lacan mediante lo imaginario y la pasión narcisista: “Esta ilusión fundamental de la que el hombre es siervo, mucho más que de todas las ‘pasiones del cuerpo’ en el sentido cartesiano, esa pasión de ser un hombre, diría yo, que es la pasión del alma por excelencia, el narcisismo, que impone su estructura a todos sus deseos, incluso a los más elevados”. Lo que se opone a la pasión narcisista, como fundamento, es la dimensión de la causa, que atañe a la identificación. Fundada “en una forma de causalidad que es la causalidad psíquica misma: la identificación; esta es un fenómeno irreductible”.

Laurent, É., El tratamiento de la angustia postraumática: Sin estándares, pero no sin principios. El psicoanálisis, Revista de la Escuela Lacaniana de Psicoanálisis, N° 7, Barcelona, 2004.

“En el borde del sistema del lenguaje, un cierto número de fenómenos clínicos responden a la categoría de lo real. Esos fenómenos están a la vez en el borde y en el corazón de ese sistema del lenguaje. El trauma responde a una topología que no está hecha simplemente de un interior y de un exterior. El trauma, la alucinación, la experiencia de goce perverso, son fenómenos de los que se puede decir que tocan con lo real. También el neurótico experimenta momentos de angustia que le dan una idea de esos fenómenos y que le arrancan de su tendencia a considerar la vida como un sueño.”

Goroztiza, L., “Trauma y real”. Mediodicho, Revista de la EOL Sección Córdoba, N.39, Noviembre 2013

“Hay siempre -en el encuentro con lo real en tanto agujero de la ausencia de relación sexual- un troumatisme, “un traumatismo- agujero”, ante el cual el sujeto no hará otra cosa que inventar diversas formas de defensa, ya que el encuentro con dicho agujero va acompañado con un “excedente de sexualidad”, término freudiano que Lacan traduce como “goce”, un goce inasimilable” (p.28).

“Resulta evidente que en una época como la que vivimos en la cual los sujetos ya no cuentan con semblantes firmes a los cuales identificarse ni con formas tradicionales listas para usar, para regular su goce, las condiciones para una mayor exposición a los traumatismos están dadas. Es por esto que, desde la sociología, esta época pos-tradicional es caracterizada como “la sociedad del riesgo y de la contingencia” (p.28)

Bassols, M., “Trauma y real”. Mediodicho, Revista de la EOL Sección Córdoba, N.39, Noviembre 2013

“En realidad el trauma no es tanto lo que ocurrió, no es aquello que llegó a realizarse, por muy terrible que lo imaginemos o recordemos, sino más precisamente aquello que no cesa de no realizarse, tanto en lo imaginario del recuerdo como en las representaciones del lenguaje con el que intentamos simbolizarlo. Este rasgo de lo traumático que permanece fuera del tiempo, fuera de toda simbolización, pero retornando a la vez de forma repetida en la realidad, es lo que nos muestra el estrecho parentesco del trauma con el registro de lo real” (p.32-33).

“El analista es… una suerte de artificiero de lo real. Un artificiero es el experto en el manejo de explosivos al que se suele llamar para desactivar una bomba…el dispositivo analítico es así una suerte de laboratorio ad hoc para realizar una explosión controlada de la bomba de lo real que el sujeto trae consigo sin saber muy bien cuándo ni cómo puede explotar” (p.34).

Tarrab, M., La insistencia del trauma. Entrevista por Viviana Berger. Varité, Publicación digital de la NEL-CdMx, Mayo 2013. Disponible en: http://www.nel-mexico.org/articulos/seccion/varite/edicion/El-trauma-en-el-psicoanalisis/716/La-insistencia-del-trauma

“El trauma es el fuera de sentido por excelencia, y su insistencia, la insistencia del trauma es el viejo nombre, un nombre mucho más sabio por cierto que el actualmente famoso stress post-traumático, ese que se quiere evitar a toda costa haciendo hablar al sujeto traumatizado. No vamos a discutir a esta altura los beneficios de “hacer hablar”, pero sabemos que en la superación de un trauma no basta la vía elaborativa. Menos aún si se confunde, como se lo hace en los hechos, elaboración con racionalización. Si queremos superar la ingenuidad con la que socialmente se afronta la cuestión, debemos desplazar nuestro interés desde la realidad del trauma a la insistencia del trauma, para indicar que lo inasimilable, el fuera de sentido, está allí como encuentro inédito, pero también porque siempre ha estado allí y retorna en ese encuentro perturbador. Es la insistencia del trauma que en el seno mismo de los procesos primarios no se deja olvidar”.

Delgado, O., Angustia y trauma. Virtualia, Revista digital de la Escuela de la Orientación Lacaniana, Año X, No. 23, Noviembre de 2011. Disponible en: http://www.revistavirtualia.com/articulos/310/lecturas- freudianas/angustia-y-trauma

“El trauma a la altura del texto freudiano Más allá del Principio del Placer, es abordado como irrupción pulsional o inundación económica, exactamente en los capítulos III y IV. Irrupción pulsional o inundación económica. ¿Qué es lo que Freud nos dice en ese texto separando ambas angustias? Es que en la angustia señal se sostiene la representación del sujeto. En vez en la angustia traumática, en la medida en que se produce la inundación económica como emergencia pulsional no ligada, va a implicar la caída de la escena psíquica. En términos de Freud, “atraviesan, perforan” lo que llama la “barrera protectora antiestímulo”. ¿Ante qué estímulo? Justamente ante la irrupción de lo pulsional”.

Brousse, M.-H., ¿Qué es lo traumático? Conferencia impartida el 19 de diciembre de 2014 en el “Seminario del campo freudiano” en San Sebastián, España. Disponible en: https://www.youtube.com/watch?v=FwwH8eZYTx4

“En Freud, a propósito del trauma, […] hay una definición, en ese momento a considerar el trauma a partir del tratamiento de la histeria, relacionándolo con el fantasma y considerar el fantasma como una interpretación de lo que no pudo ser nombrado […] En un segundo momento, luego de observar la repetición en los soldados que venían de la guerra, y la insistencia de la repetición del momento traumático, y luego en más allá del principio del placer, llamado pulsión de muerte, entonces el trauma, tiene que ver con lo que Lacan comienza a llamar goce. El trauma es lo que viene y no encuentra nominación posible en el tratamiento imaginario y simbólico. Es una de las ocurrencias de lo real, lo que constituye la vida de un sujeto. Este real imposible de prever, de ver, de vivir, eso sería una definición posible”.

Briole, G., El trauma: momento de crisis por excelencia. Conferencia impartida en la Sede de Barcelona de la ELP, 2015. Disponible en: http://elpsicoanalisis.elp.org.es/wp-content/uploads/2015/10/Guy-Briole.-El-trauma-momento-de-crisis-por-excelencia-.pdf

“El acontecimiento traumático, el accidente: Lo que hará de un acontecimiento un acontecimiento traumático no se entiende en su dimensión calculable, sino en la singularidad que tiene para un sujeto en un momento dado de su historia. Lo traumático se sitúa, para un sujeto, en la intersección entre la diacronía de los acontecimientos y lo que surge en la sincronía. Esta contingencia da cuenta, también, de la noción misma de crisis”.

Bassols, M., La llamada perdida del trauma y la respuesta del analista. Blog EOL sección de La Plata. Disponible en: http://www.eol-laplata.org/blog/index.php/la-llamada-perdida-del-trauma-y-la-respuesta-del-psicoanalista/

“Y sí, nosotros podemos decir que nos falta la tinta roja para escribir una verdad con la forma de lo falso para pasar la censura. Y sólo nos queda la forma de evocar la verdad con la tinta azul que siempre mentirá. Esa mentira sobre la verdad imposible de escribir es una mentira escrita en tinta azul. La falta de tinta roja es una falta estructural. Nos falta también la tinta roja para entendernos entre los sexos, para decir la verdad de la verdad, para decir todo el saber, para decir lo real de la experiencia traumática también. Tenemos solo acceso a la tinta azul para intentar decir con eso algo de lo que es lo real.

¿Cómo no intentar, con la tinta azul de la que disponemos, decir algo de lo más real, de lo que no podemos decir por la falta de la tinta roja? De acuerdo, hay lo imposible de decir, hay lo imposible de escribir, por un lado, pero hay también, –y es la categoría lógica que Lacan subraya como correlativa– lo necesario. Hay una necesidad ética, diría que es una necesidad ética en cada caso de un análisis, una necesidad ética de escribir algo sobre lo imposible de escribir que el trauma trae consigo, una necesidad de elaborar algo de eso”.

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